Nada grande sucede en solitario. Los más grandes retos, proyectos, visiones, estrategias y metas requieren colaboración
En la naturaleza, por ejemplo, las especies más exitosas como las hormigas, son aquellas que han aprendido a colaborar. Del mismo modo, a lo largo de nuestra historia, ha sido nuestra capacidad de colaborar lo que nos ha permitido sobrevivir y prosperar. Y en un mundo lleno de retos, volátil, incierto, complejo y ambiguo como el que vivimos hoy, esta capacidad se hace aún más crítica.
De acuerdo al informe 10 tendencias post Covid-19 de la consultora Opinno, de cara al futuro, las empresas requerirán ser cada vez más colaborativas: “Las empresas tendrán que aprender a colaborar y a trabajar en plataforma con otras empresas y startups, investigadores, universidades, instituciones académicas y filantrópicas, a fin de crear un ecosistema que les permita anticiparse, protegerse y superar futuras crisis”.
Ejemplos del poder de la colaboración
Hace unos años apoyé a una dependencia de gobierno que tardaba +90 días en resolver trámites clave a causa de una excesiva burocracia alimentada por el miedo. Los implicados se cuidaban las espaldas unos de otros. Después de algunas sesiones de trabajo y de tomar consciencia de los altos costos hacia ellos mismos, y hacia dentro y fuera de la institución, encontraron que la mejor manera de avanzar era colaborando, no solamente entre áreas, sino también con otras dependencias, proveedores y ciudadanía. El resultado, agilizaron sus trámites y resoluciones a menos de 45 días, e incrementaron el nivel de orgullo hacia la institución, así como el nivel de satisfacción de los ciudadanos.
Gracias a su alianza con +30 empresas líderes, Phillips pudo ofrecer nuevos productos a sus clientes, como la línea cosmética para hombres gracias a su alianza con Nivea. La alianza entre Nike y Apple les permitió lanzar con gran éxito el Apple Watch Serie 2. Y el acuerdo estratégico de Telefónica y Microsoft, les ha permitido impulsar la transformación del sector de las telecomunicaciones.
Ante una sensación de inseguridad, nuestra amígdala activa en nosotros cuatro tipos de respuesta como mecanismos de defensa:
"La colaboración más que una estrategia de supervivencia, es una estrategia de prosperidad. La colaboración, hacia dentro y fuera de la organización, siempre rinde frutos." -José Manuel Villalobos
Las organizaciones se están dando cuenta de que su capital colaborativo, la capacidad de sus empleados para construir relaciones de colaboración efectivas y de largo plazo, es tan importante, e incluso más, que su capital intelectual y financiero.
El reto detrás de la colaboración
Aunque es fácil hablar de colaboración, pocas empresas han logrado desarrollar y cultivar estas capacidades. La razón principal es que suelen creer que con un simple team building, o en el mejor de los casos, que a través de ofrecer técnicas, métodos, herramientas y tecnologías colaborativas, será suficiente. Y no me malinterpreten, todo esto suma, pero si realmente queremos desarrollar nuestro capital colaborativo a nivel personal y equipo, o crear una cultura colaborativa sostenible en nuestras organizaciones, además de aprender herramientas... necesitamos crear un cambio profundo en nuestra mentalidad.
De ahí la importancia y trascendencia de Colaboración Radical, un modelo robusto, efectivo y probado a nivel mundial para desarrollar el capital colaborativo de las personas, de tal manera que puedan construir relaciones de colaboración a largo plazo. Su fuerza justamente emerge de que no solo ofrece métodos y herramientas prácticas (enfoque externo), sino que ante todo, crea un cambio transformacional en el ser y actitud de las personas en relación a la colaboración (enfoque interno).
El modelo de Colaboración Radical se centra en desarrollar 5 competencias esenciales que contribuyen a crear relaciones de mutuo beneficio de largo plazo. Organizaciones como la NASA, la ONU, Microsoft, HP, Toyota, Continental, Boeing y Yara, lo utilizan.
5 competencias esenciales para crear una poderosa Colaboración Radical en tu organización
Con base en sus investigaciones y experiencia lidiando con situaciones conflictivas por más de 30 años, Jim Tamm y Ronald Luyet, creadores de Radical Collaboration, identificaron cinco competencias esenciales para crear entornos colaborativos. Cualquier persona puede aprenderlas y practicarlas en un corto período de tiempo, y generar un impacto inmediato para sí misma, así como dentro y fuera de su organización. Éstas habilidades son:
1. Intención colaborativa
Se refiere a la capacidad de adoptar y mantener un mindset y una actitud colaborativa o de zona verde. Quienes desarrollan esta capacidad muestran una presencia auténtica no defensiva y se comprometen con el éxito de las partes implicadas en una relación, tanto a corto como a largo plazo. Por el contrario, las personas en Zona Roja (hostil) o Rosa (pasivo-agresiva) se muestran a la defensiva, generando en los demás actitudes defensivas que no abonan ni a la relación, ni a los resultados que se busca lograr.
2. Apertura
Requiere conducirse con honestidad, receptividad y veracidad, para crear una atmósfera de confianza y seguridad psicológica donde las personas implicadas se sientan libres y cómodas de plantear y abordar productivamente temas difíciles, así como compartir sus preocupaciones e intereses, y buscar soluciones de mutuo beneficio.
Will Schutz, creador de la Teroía FIRO, investigó la compatibilidad de los individuos en los equipos y descubrió que una de las cosas más importantes que puedes hacer para mejorar la efectividad de cualquier equipo es aumentar el nivel de apertura entre sus integrantes.
Google por su parte, en su proyecto Aristóteles, concluyó que el factor crítico de éxito número uno en un equipo de alto desempeño es la “seguridad psicológica”. Puedes conocer más sobre este tema aquí:
3. Accountability personal
En lo personal, me gusta definir esta competencia como la capacidad de sobreponerse a las circunstancias y hacer que las cosas sucedan. Quienes desarrollan esta capacidad aceptan las circunstancias de su vida, y asumen plena responsabilidad de sus elecciones, así como de sus acciones e inacciones, y sus consecuencias, tanto las previstas como las no previstas. Además, estas personas se centran en soluciones más que en culpables.
4. Autoconsciencia y consciencia de los demás
Esta capacidad permite a las personas desarrollar un conocimiento profundo de sí mismas e incrementa su disposición para explorar y lidiar con temas intra e interpersonales difíciles. Asimismo, quienes desarrollan esta capacidad buscan comprender de forma intencional y genuina las preocupaciones, intenciones y motivaciones de los demás, así como la cultura y contexto de sus circunstancias.
La capacidad de tomar decisiones efectivas, construir relaciones sólidas de colaboración, vivir una vida auténtica y productiva depende en gran medida de esta competencia.
5. Negociación y resolución de problemas
Esta capacidad permite a las personas usar métodos y técnicas para abordar situaciones de conflicto y resolver problemas de forma efectiva, promoviendo una atmósfera de colaboración y beneficio mutuo, evitando prácticas que fomenten la competencia.
Incluso las personas más colaborativas, conscientes, responsables, abiertas y que actúan de manera no defensiva, tendrán dificultades para mantener relaciones exitosas si no son hábiles para negociar y manejar conflictos.
"La competencia nos separa y limita. La colaboración nos une y posibilita." -José Manuel Villalobos
Si deseas desarrollar las competencias esenciales para crear una cultura de Colaboración Radical que lleve las relaciones y los resultados de tu equipo y organización al siguiente nivel, contáctame y hagamos que suceda▲
José Manuel Villalobos es consultor en liderazgo, desarrollo organizacional y facilitador Internacional. Experto en el diseño de estrategias de efectividad organizacional y experiencias de aprendizaje centradas en las personas, ha apoyado a empresas como Cemex, Mary Kay, Deloitte, Whirlpool, Goldcorp, Home Depot, Telefónica y Metalsa a desarrollar a sus líderes y equipos, así como sus procesos de planeación estratégica, desarrollo de talento, emprendimiento, innovación y cambio organizacional.